Es un espacio libre de expresión, de análisis y crítica de la cosa pública. El Aerópago era para los griegos la tribuna donde cada quien podia expresar su pensamiento, con ese mismo espiritu utilizaré esta tribuna para expresar mis ideas.

martes, 22 de mayo de 2007


A favor del populismo
Opiniónde Esteban Garaiz
Al parecer, cada quien tiene la idea de populismo que le da la gana. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que populista es el “perteneciente o relativo al pueblo”. De populismo no dice nada el tal diccionario, pero supongo que deberá referirse a la doctrina o a la actuación de los populistas, o sea de los que se refieren o pertenecen al pueblo.
Eso podría decir que si usted es de los que creen que la democracia es el gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, podría ser usted un pernicioso populista.
Por lo que toca a la historia reciente de nuestro país, creo recordar que el término se ha endilgado a dos personajes públicos: Luis Echeverría y Andrés Manuel López Obrador. No es mi propósito incluir a ambos en un apartado. Simplemente recuerdo que a ambos se les ha aplicado dicho apelativo. Tampoco me corresponde hacer una apología de los personajes citados. Sí quiero en estas notas hacer un elogio, seguramente parcial, del populismo.
En el sexenio de 1970 a 1976 la economía mexicana creció en términos reales 36 por ciento, es decir 6 por ciento anual en promedio. Según las cuentas nacionales, corroborados por los órganos económicos de las Naciones Unidas, datos duros que yo no invento, la remuneración al factor trabajo en esos años ha sido la más alta de la historia de México; o sea cuando más altos ingresos han tenido las familias mexicanas y mejor poder adquisitivo. En tiempos del citado presidente se construyó la infraestructura en la selva de Cancún para su desarrollo turístico. Hubo entonces voces muy autorizadas de eminentes funcionarios (no me obliguen a decir nombres) que rotundamente afirmaban entonces que esa inversión pública era tirar el dinero a la basura porque nunca se recuperaría. Por supuesto, eran voces enemigas del populismo. Fue verdaderamente de risa que cuando, 30 años después, el entonces presidente Vicente Fox acudió a Cancún a observar los destrozos originados por los violentos huracanes, haya hecho escarnio del populismo y nos haya advertido de los terribles peligros de caer en tan perniciosa práctica.
En esa misma Administración federal se desarrolló la infraestructura portuaria y minero-siderúrgica de Lázaro Cárdenas-Las Truchas, en la costa michoacana, con el objeto de sentar las bases para la autonomía industrial de México. Como es sabido, dichas instalaciones fueron después malvendidas, quiero decir desincorporadas a Mittal, un próspero empresario privado indio, al que le han prohibido ahora en 2007 en Estados Unidos comprar instalaciones siderúrgicas y portuarias en la Costa Este porque pondría en riesgo la soberanía nacional norteamericana.
Evidentemente los detractores del populismo tienen su propia interpretación del viejo proverbio chino que dice: “Si regalas a un hombre un pez, le darás de comer un día; si le enseñas a pescar, le habrás dado de comer toda la vida”. Quizá no han caído en la cuenta de que ningún maestro pescador se lanzará a dar clases de pesca si su alumno previamente no ha comido pescado. Por eso han calificado a los desayunos escolares de populismo. Para no hablar de los libros de texto gratuitos.
Del otro personaje tendremos que hablar en otra ocasión; pero, que yo sepa, nadie ha tachado de populistas a los obispos que conformaron el Concilio Vaticano Segundo por su evangélica Opción Preferencial por los Pobres.
Una y otra vez los organismos económicos internacionales nos están recordando que la única manera de lograr competitividad internacional es invirtiendo en instrucción pública, en capacitación productiva y en investigación científica y tecnológica. Para no mencionar las voces internas como la del doctor René Drucker, voz que clama en el desierto.
Los mismos organismos, sea la CEPAL, el BM, el FMI, han reiterado que los países de América Latina, México en primer lugar, tienen mayor desigualdad social que África. Que si no hay ingreso familiar, no habrá demanda, no habrá quién compre, las empresas se llenarán de almacenamientos y acabarán quebrando. Se nos han ido 20 millones de mexicanos porque no tenemos gobiernos populistas.

No hay comentarios: