Por: Miguel Angel González Gámez
El panorama para nuestro país no pinta nada bien. Este año 2009, pudiéramos adjetivarlo como apocalíptico, por los fenómenos que nos afectan y asombran:
· Una crisis económica que primero fue diagnosticada como catarro, pero fue algo parecido a una embolia, bueno en palabras del Secretario de Hacienda un “shock” para las finanzas públicas, es decir que el gobierno no tiene el dinero suficiente para proporcionar los servicios y cumplir sus funciones; esta situación trajo consigo la contracción económica de los sectores productivos del país, lo que se traduce en menos empleo, menos consumo, y por tanto un estancamiento.
· Además de la crisis financiera mundial, el fenómeno de la influenza A1 H1 con sus afectaciones a la salud y al turismo sector del cual viven un gran número personas.
· El fenómeno de la violencia e inseguridad que en los últimos años se agudiza, con el incremento en las muertes y los delitos, situación que consterna a toda la población.
· Siguiendo con nuestra lista esta el fenómeno de la sequia, donde todo el país esta siendo afectado, principalmente los campesinos ya que la siembra de temporal es el principal medio para poder subsistir.
· Unas elecciones desabridas, con los mismos ingredientes de diario, con puros mensajes publicitarios sin propuestas, lo que nos dice un desconocimiento de la realidad que vive nuestro país. Unas campañas basadas en el figuras mediáticas que no aportan nada a la consolidación de la democracia.
Esta realidad trae consigo el incremento de la pobreza y desigualdad, agudiza las situaciones de vulnerabilidad en la que viven, por desgracia, cada vez más mexicanos y mexicanas.
Estas condiciones traen consigo una reflexión sobre el quehacer público y en especial sobre la sensibilidad política. La sensibilidad, según el diccionario de la Real Academia Española es la propensión natural del hombre a dejarse llevar de los afectos de compasión, humanidad y ternura, además es la capacidad de respuesta a muy pequeñas excitaciones, estímulos o causas. Queriendo hacer un intento de definir el término sensibilidad política, partiendo de la definición anterior diríamos que es la capacidad de las personas que asumen una responsabilidad pública de responder con afectos de compasión, humanidad a las situaciones que afectan a sus gobernados, tomando las mejores decisiones que propicien mejores condiciones de vida. Esta cualidad es urgente exigirla a nuestros gobernantes y más ahora ante la situación difícil que vivimos todos y todas.
Esta cualidad se traduciría en adelgazar el tamaño del gobierno y por ende dejar a los profesionales y no los parientes y amigos, dejar de ver al gobierno como el espacio donde me puedo enriquecer sin que nadie me pida cuentas, dejar de vivir del presupuesto y someterse al escrutinio público y la rendición de cuentas. También dejar de gastar en cosas superfluas, como las costosas oficinas de comunicación de los gobiernos, los seguros médicos de los altos funcionarios públicos e inscribirlos al seguro social, también es exigible eliminar las prestaciones ofensivas de los funcionarios como las jugosas recompensas “por buen trabajo” que son mucho más altas que los sueldos. Además la reducción del aparato electoral, disminuir a la mitad los sueldos a los consejeros electorales en los tiempos en que no hay elecciones y el financiamiento a los partidos políticos. La misma exigencia es para el congreso, ver la posibilidad de que la dieta de los diputados se redujera.
La sensibilidad política exige escuchar las exigencias y necesidades del pueblo, eficientar los programas públicos para que ya no generen solo votos en las elecciones, si no desarrollo y cambio de condiciones. Exige una actitud responsable y valiente al enfrentar las situaciones. Nuestro país esta pasando momentos difíciles, es una prueba de fuego para nuestros políticos, en estos momentos es donde se forjan los grandes gobernantes y estadistas al ser valientes en la toma de decisiones que benefician a la población.
El panorama para nuestro país no pinta nada bien. Este año 2009, pudiéramos adjetivarlo como apocalíptico, por los fenómenos que nos afectan y asombran:
· Una crisis económica que primero fue diagnosticada como catarro, pero fue algo parecido a una embolia, bueno en palabras del Secretario de Hacienda un “shock” para las finanzas públicas, es decir que el gobierno no tiene el dinero suficiente para proporcionar los servicios y cumplir sus funciones; esta situación trajo consigo la contracción económica de los sectores productivos del país, lo que se traduce en menos empleo, menos consumo, y por tanto un estancamiento.
· Además de la crisis financiera mundial, el fenómeno de la influenza A1 H1 con sus afectaciones a la salud y al turismo sector del cual viven un gran número personas.
· El fenómeno de la violencia e inseguridad que en los últimos años se agudiza, con el incremento en las muertes y los delitos, situación que consterna a toda la población.
· Siguiendo con nuestra lista esta el fenómeno de la sequia, donde todo el país esta siendo afectado, principalmente los campesinos ya que la siembra de temporal es el principal medio para poder subsistir.
· Unas elecciones desabridas, con los mismos ingredientes de diario, con puros mensajes publicitarios sin propuestas, lo que nos dice un desconocimiento de la realidad que vive nuestro país. Unas campañas basadas en el figuras mediáticas que no aportan nada a la consolidación de la democracia.
Esta realidad trae consigo el incremento de la pobreza y desigualdad, agudiza las situaciones de vulnerabilidad en la que viven, por desgracia, cada vez más mexicanos y mexicanas.
Estas condiciones traen consigo una reflexión sobre el quehacer público y en especial sobre la sensibilidad política. La sensibilidad, según el diccionario de la Real Academia Española es la propensión natural del hombre a dejarse llevar de los afectos de compasión, humanidad y ternura, además es la capacidad de respuesta a muy pequeñas excitaciones, estímulos o causas. Queriendo hacer un intento de definir el término sensibilidad política, partiendo de la definición anterior diríamos que es la capacidad de las personas que asumen una responsabilidad pública de responder con afectos de compasión, humanidad a las situaciones que afectan a sus gobernados, tomando las mejores decisiones que propicien mejores condiciones de vida. Esta cualidad es urgente exigirla a nuestros gobernantes y más ahora ante la situación difícil que vivimos todos y todas.
Esta cualidad se traduciría en adelgazar el tamaño del gobierno y por ende dejar a los profesionales y no los parientes y amigos, dejar de ver al gobierno como el espacio donde me puedo enriquecer sin que nadie me pida cuentas, dejar de vivir del presupuesto y someterse al escrutinio público y la rendición de cuentas. También dejar de gastar en cosas superfluas, como las costosas oficinas de comunicación de los gobiernos, los seguros médicos de los altos funcionarios públicos e inscribirlos al seguro social, también es exigible eliminar las prestaciones ofensivas de los funcionarios como las jugosas recompensas “por buen trabajo” que son mucho más altas que los sueldos. Además la reducción del aparato electoral, disminuir a la mitad los sueldos a los consejeros electorales en los tiempos en que no hay elecciones y el financiamiento a los partidos políticos. La misma exigencia es para el congreso, ver la posibilidad de que la dieta de los diputados se redujera.
La sensibilidad política exige escuchar las exigencias y necesidades del pueblo, eficientar los programas públicos para que ya no generen solo votos en las elecciones, si no desarrollo y cambio de condiciones. Exige una actitud responsable y valiente al enfrentar las situaciones. Nuestro país esta pasando momentos difíciles, es una prueba de fuego para nuestros políticos, en estos momentos es donde se forjan los grandes gobernantes y estadistas al ser valientes en la toma de decisiones que benefician a la población.
También exige de los ciudadanos una actitud responsable y generosa para aportar a la reconstrucción de este país, es necesario pasar de una actitud pasiva, lejana a una actitud responsable, cercana y una presencia efectiva, que junto con los políticos se construya una sociedad con estructuras distintas donde todos salgamos beneficiados.
1 comentario:
sentido comun, podría ser parte de la solución para los mexicanos
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